El qué y porque desde Washington: ¿Porque tiembla tanto en México?
Los temblores que han sacudido a México este mes no son acontecimientos inusuales, los científicos en mecanismos y procesos físicos de la expansión del fondo marino, y de la extensión continental dicen que en el planeta hay temblores todos los días- que van desde los imperceptibles, hasta los que resultan en saldos trágicos.
La república mexicana está asentada en medio de placas continentales que a miles de metros de profundidad, tienen deslizamientos lentos. La ciencia les llama “Zonas de Subducción” y existen en muchos sitios del planeta.
El doctor Diego Melgar Moctezuma, muy joven, pero muy distinguido profesor de la Universidad de Oregón es un científico mexicano que conoce y ha vivido en carne propia estos temblores, con el hablé para esta columna y para un reportaje en TV Azteca, el me explicó que es una zona de subducción.
… “Estas zonas son donde chocan dos placas tectónicas, una contra la otra y una placa oceánica, en este caso es nuestra amiga, la placa de Cocos, y la otra una placa continental que es donde viven nuestros compañeros mexicanos que es la placa de Norteamérica, cuando chocan, una se mete debajo de la otra, se frotan entre sí, y eso con el pasar de los años y las décadas produce los sismos”
Debido a que este tema es de tanto interés para el pueblo de México, busque a los científicos más reconocidos en Norteamérica, especializados en el estudio de la sismología, ellos me dijeron que los temblores fuertes, alteran las tensiones cercanas entre esas placas tectónicas que se mueven constantemente y entre sí. El doctor Melgar me dijo… “Revisa la información constante que sale del SSN Servicio Sismológico Nacional y veras que ahí está la información diaria y constante de estos movimientos”.
Lo hice, y lo primero que encontré fue un aviso oficial con una aclaración muy importante diciendo… “Los sismos no son pronosticables, ni predecibles”.
“A pesar de múltiples estudios y esfuerzos, hoy en día no existe ningún método que pueda predecir cuándo, dónde y de que magnitud será el próximo sismo”.
Eso me llevó a lo que me escribió el Dr. Eduardo Kausel, científico, profesor de MIT, Instituto de Tecnológico de Massachusetts y autor de numerosos artículos, y publicaciones científicas, como el libro de texto de postgrado, “Advanced Structural Dynamics”, en el que el Dr. Kausel hace un tratamiento integral de la dinámica estructural y la vibración mecánica en el planeta.
El Dr. Kausel, nacido en Chile, otro país asentado sobre una zona de subducción me dijo; …”Los terremotos son procesos intrínsecamente aleatorios que no se puede predecir”.
“Lo que sí se puede estimar, es la probabilidad que un sismo de una cierta magnitud ocurra en una cierta región geográfica en un cierto espacio de tiempo. Esto requiere determinar la historia sísmica de la falla a través de los siglos (digamos, en los últimos 10,000 años), utilizando no sólo los registros y descripciones históricas, sino también métodos de sismología. Esto provee el número de terremotos de magnitud mayor de digamos magnitud 8, que han ocurrido en la zona de interés en el curso de los milenios”
El doctor Raymond Russo, distinguido autor y profesor de la Universidad de Florida, amablemente interrumpió sus vacaciones en Italia para tener una video entrevista conmigo. Él me dijo refiriéndose a la ubicación del sismo del 19 de septiembre ocurrido a 8 kilómetros de Michoacán, y a una profundidad de 10 kilómetros; “La subducción que corre a lo largo de la parte suroeste de México avanza la mayor parte del camino hasta el golfo de California y Baja; y allí cambia su régimen tectónico”.
Es por eso que en el caso de México, la placa oceánica de cocos, se sigue hundiendo gradualmente debajo de la placa continental norteamericana.
El Dr. Russo me dijo… “Debido a que las placas tectónicas a una gran distancia se mueven constantemente en la interacción entre ellas, se pegan una a otra, y muy de vez en cuando se mueven tanto a una mayor distancia. Es cuando la fuerza supera la fricción entre las dos que eso resulta en un temblor, o hasta en un terremoto”.
Todos mis entrevistados coinciden en que se sabe cada cuantos años la energía se acumula–pero no cuando se libera produciendo un temblor.
El doctor Melgar me dijo también … “En México la zona de subducción se extiende desde Puerto Vallarta hasta Tapachula y continua durante todo Centroamérica. En esa parte del país es donde hay los sismos más grandes, donde se sienten los sismos más grandes”.
Los tres reconocidos científicos, Melgar, Kausel y Russo me dijeron que la Placa de Cocos y la Placa Norteamericana, se deslizan entre sí a una velocidad –en la que la ciencia no se pone de acuerdo– Melgar y Russo dicen que el deslizamiento ocurre a la velocidad con la que crece un uña humana.
Kausel advierte tener cuidado con las estimaciones… “El desplazamiento de las placas ocurre a razón de quizás 5 cm al año (Pero… ¡este dato me advirtió, debe confirmarse!), y usted seguramente coincidirá conmigo que eso es muy importante porque esto nos indicaría, como dice Kausel– “Una dislocación de unos 5 metros en un siglo, sugiriendo períodos de retorno de un temblor del orden de uno o dos siglos”.
Pero… otra vez, ¡cuidado con extrapolar a conclusiones! Recuerde usted que todos nuestros científicos advierten que los sismos, aun con todos estos cálculos, no se pueden predecir. Por eso si usted ha leído predicciones exactas en las redes sociales, o si las llega a encontrar… ¡No las crea!
Escuche usted a los científicos como el Dr. Kausel que aclarándonos sobre México nos dijo;
“En el caso de la falla de Guerrero al borde de la Placa de Cocos, se piensa que existe un segmento de esta falla de unos 200 km entre más o menos Acapulco y Petatlán que NO se ha quebrado en unos cien años (desde el terremoto de 1911). Esto hace pensar que ese segmento podría ser la fuente de un gran sismo, pero de ser así, no se sabe si en poco tiempo más o en siglos más”.
Y eso lo lleva a su siguiente punto:
… “Al presente se están haciendo estudios para determinar la posible presencia en la falla de Guerrero (y en otros sitios) de “sismos lentos de gran magnitud”.
“En estos, la corteza se quiebra muy lentamente, en el curso de semanas y meses, y esto tendría la virtud de disipar la energía elástica acumulada debido al proceso de deslizamiento (subducción) sin producir vibraciones destructivas. De ser así, entonces la parte sur de la Falla de Guerrero no tendría ‘brecha’ y por lo tanto, no necesariamente ocurrirá el gran sismo esperado ni hoy no mañana. Pero aún no se sabe”.
Me faltó ampliar el reporte con más conceptos de la doctora Suzan Van der Lee, autoridad en geofísica y el estudio de los sismos, ella dirige los estudios de Postgrado en estas materias de la Universidad de Princeton. Desde ahí me escribió… “Los temblores recientes, son obviamente aterradores” y por eso … “La gente debe saber que seguirán ocurriendo”. Aunque ella, “Ojo”, espera que el próximo no ocurra por un tiempo.
La doctora Van der Lee me preguntó ¿Conoces, por casualidad, cuál es la orientación oficial del gobierno mexicano sobre qué hacer en caso de terremoto? En los EE. UU. la advertencia es “Tirarse al suelo, cubrirse y aguantar”. “En México”, me dijo, “en donde los códigos de construcción de edificios y viviendas son muy distintos, se les advierte que abandonen los edificios”.
Nadie debe asustarse al saber que la zona de subducción en la que México esta asentado no es única y por eso hay que tener presente que la Ciudad de México está edificada sobre una cuenca sedimentaria con fondo suave, y que ese tipo de geología amplifica la sacudida de un temblor, más que lo que ocurriría en un área con lecho rocoso.
Por eso el Dr. Russo me dijo que a los ciudadanos nos toca exigir respuestas amplias de los gobiernos nacionales y locales, para prevenir tragedias usando los nuevos códigos de construcción. El problema es que esos códigos no siempre se respetan… por eso el Dr. Melgar siendo mexicano y habiendo vivido en Naucalpan durante su niñez me dijo:
… “Si los códigos de construcción se acataran en la Ciudad de México, al pie de la letra, no habría razón para preocuparse, porque con los códigos, sabemos cómo construir bien, sabemos que tipos de movimiento esperar en la ciudad de México. Si seguimos esas reglas al pie de la letra, vamos a estar en un buen lugar”
En la ciencia todo debe ser exacto y por eso no me extrañó que mis 4 científicos entrevistados coincidieran en algo que el Dr. Kausel escribió muy claramente diciéndonos… “El hecho que recientemente haya habido diversos sismos fuertes en la costa occidental de México no dice NADA sobre la probabilidad de que esto sean precursores de un sismo de mayor magnitud. Puede que ocurran, como también, puede que no ocurran”.
Y terminó diciéndome… “Sé que el público preferiría una mayor certidumbre, pero peor son las falsas promesa y predicciones”.
En conclusión hay que decir que, por lo general, un terremoto de magnitud 8 o superior ocurre en algún lugar del mundo cada año. Pero recuerde usted que, mientras hay anualmente también, alrededor de una docena de sismos de magnitud 7 o menores de los que nunca nos enteramos.
En México debemos saber que los movimientos tectónicos, son seguidos por nuestros científicos con mucha precisión y así, tenemos que aceptar que vivimos en una zona con placas continentales profundas que se mueven todo el tiempo… y que son la razón por la que nuestra tierra, de vez en cuando… tiembla.