Con avances lentos en su ofensiva en Donbás, Rusia endurece los ataques en el este y golpea infraestructuras civiles

En precario equilibrio entre unos cascotes, en medio de la destrucción, un reloj de pared azul celeste marca las cuatro de la mañana con ocho minutos. La esfera de plástico está llamativamente intacta. Ha quedado congelada en el momento en que un ataque arrastró el sábado la tienda de ultramarinos de Olha Andreevna. La fornida mujer de cabellos cortos se lleva las manos a la cabeza. “Ni Dios sabe por qué nos bombardean”, dice. Ya no tiene lágrimas. Todo a su alrededor es destrucción. Y en la acera de enfrente. Y en la calle de atrás. Tres ataques sucesivos de madrugada golpearon con fuerza el pequeño pueblo de Malotaranivka, en la región ucrania de Donetsk, uno de los focos principales.