Hacienda detecta 4 cárteles que “lavan” dinero en el estado

También, trata de personas, secuestro y extorsión

El de Sinaloa, el Jalisco Nueva Generación, Los Zetas y el del Golfo

Ciudad de México.- La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda, reveló que de acuerdo con diferentes investigaciones, fueron detectadas en Quintana Roo, cuatro organizaciones criminales que realizan actividades de “lavado” de dinero, se tratan de los cárteles de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Zetas y el del Golfo.

Según la Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo 2019-2020, y la versión pública de la Evaluación Nacional de Riesgos 2020, en el norte del estado opera el Cártel de Sinaloa.

Asimismo, el Cártel del Pacífico, cuyo liderazgo hoy es compartido por Ismael Zambada Niebla, el “Mayo”, con los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, controla este tipo de ilícitos en los municipios de Benito Juárez (Cancún), Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas, Puerto Morelos, Solidaridad (Playa del Carmen), Tulum y Cozumel.

Ambos documentos señalan que en el centro del estado operan de manera desarticulada los grupos que se asumen aún como Los Zetas que operan en los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.

Por su parte, el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuyo liderazgo recae en Nemesio Oseguera Cervantes, el “Mencho”, es el responsable de la actividad ilegal en Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Othón P. Blanco (Chetumal) y Bacalar.

Por último, el Cártel del Golfo opera en el sur del estado. Informaron que esta organización criminal, como sus antiguos socios Los Zetas, se encuentra desarticulada y sin un liderazgo que la unifique. A su vez, el Cártel de Sinaloa controla los negocios ilícitos desde Cancún y el Cártel Jalisco Nueva Generación lo hace desde Chetumal.

Tráfico de drogas, trata de personas, secuestro y extorsión

Las investigaciones arrojaron que las cuatro organizaciones criminales “lavan dinero” en la entidad, es decir, incorporan recursos de procedencia ilícita en negocios legales. Los delitos “precedentes” son el tráfico de drogas, la trata de personas, el secuestro y la extorsión.

Este “lavado de dinero” le sirve a la delincuencia organizada para mejorar sus estructuras, corromper autoridades, minar la certeza jurídica y asegurarse impunidad, asimismo, fomentan la economía informal.

La Unidad de Inteligencia Financiera reconoce que los flujos financieros ilícitos “han aumentado considerablemente en los últimos años”. Estima que en 2 años, en todo el país, las actividades ilícitas han generado un billón de pesos, los cuales son el sustento económico de las células delictivas, con el que se permiten seguir ganando terreno.

Es por lo anterior que creen de suma importancia atacar a los grupos del crimen organizado desde su infraestructura económica, a fin de dejarlos sin recursos para seguir actuando de manera ilegal y sobre todo en la impunidad de sus actos.

Reconoció que “México no cuenta con una metodología para medir el volumen de recursos ilícitos generados con plena exactitud”. Mientras que la pandemia de Covid-19, provocada por el virus SARS-Cov-2, ha aumentado los riesgos asociados con el “lavado” de dinero.

Aseveró que por el confinamiento se espera un aumento en la comisión de fraudes y delitos cibernéticos, así como un  “riesgo de que se desvíen fondos para apoyar a terroristas y grupos terroristas, suplantación del gobierno, falsificación, recaudación de fondos, estafas de inversión fraudulentas, ataques de phishing (estafas de suplantación de identidad y de correo electrónico empresarial), ataques de programa de software malicioso (ransomware), trata de personas y explotación de trabajadores, explotación infantil en línea, delitos contra la propiedad, mala dirección de los fondos del gobierno o la asistencia financiera internacional y el aumento de los riesgos de corrupción”.

Finalmente, concluyó que continuarán realizando labores de investigación para detectar a los grupos criminales y dar con el manejo de sus recursos económicos, pues cree que es la base que les permite seguir delinquiendo, por lo que trabajan en una estrategia que les permita congelar sus fondos.