Estrellas ‘old smokers’ nunca antes vistas sorprenden a los astrónomos

Un estudio del cielo nocturno que duró una década reveló un nuevo y misterioso tipo de estrella a la que los astrónomos se refieren como “old smoker”.

Estos objetos estelares previamente ocultos son estrellas gigantes envejecidas ubicadas cerca del corazón de la Vía Láctea. Las estrellas están inactivas durante décadas y se desvanecen hasta volverse casi invisibles antes de arrojar nubes de humo y polvo, y los astrónomos creen que podrían desempeñar un papel en la distribución de elementos por todo el universo.

Cuatro estudios que detallan las observaciones se publicaron el 25 de enero en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Los astrónomos observaron las viejas ‘old smokers’ por primera vez durante el estudio que implicó monitorear casi 1.000 millones de estrellas con luz infrarroja, que es invisible para el ojo humano.

Las observaciones se llevaron a cabo con el Telescopio de rastreo visible e infrarrojo, situado en un mirador en lo alto de los Andes chilenos en el Observatorio Cerro Paranal.

El objetivo inicial del equipo era buscar estrellas recién nacidas, que son difíciles de detectar en luz visible porque están oscurecidas por el polvo y el gas de la Vía Láctea. Pero la luz infrarroja puede atravesar las altas concentraciones de polvo de la galaxia para detectar objetos que de otro modo estarían ocultos o serían débiles.

Si bien dos tercios de las estrellas eran fáciles de clasificar, el resto eran más difíciles, por lo que el equipo utilizó el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral para estudiar estrellas individuales, dijo Philip Lucas, profesor de Astrofísica en la Universidad de Hertfordshire. Lucas fue el autor principal de un estudio y coautor de los otros tres.

Mientras los astrónomos monitoreaban cientos de millones de estrellas, rastrearon 222 que experimentaron cambios notables en su brillo. El equipo determinó que 32 de ellas eran estrellas recién nacidas cuyo brillo aumenta al menos 40 veces, y algunas hasta 300 veces. Un gran porcentaje de las erupciones están en curso, por lo que los astrónomos pueden seguir monitoreando cómo evolucionan las estrellas con el tiempo.